Era
un restaurante y una tienda de las que hoy solo quedan sus letreros
descoloridos. Los locales donde funcionaban –en una cuadra de la avenida
Guillermo Pareja en la ciudadela Alborada en el norte de Guayaquil–
tienen el letrero de ‘Se alquila’. Uno de los que atiende un negocio
donde arreglan celulares, en la misma calle, dice que ambos
establecimientos cerraron hace tres meses: “De la tienda no sé, pero el
mesero que atendía en el restaurante me dijo que trabajaban a pérdida”.
La opción de cerrar también cruza la mente de este hombre de 32 años
que se identifica como Luis, ante el derrumbe de sus ventas desde el año
pasado. No sabe bien a partir de qué mes. “Desde abril más o menos”,
afirma mientras ve el cajón de madera en el que guarda el suelto para
los cambios.
En entrevista con el portal ecuadorinmediato.com, el ministro
coordinador de la Política Económica, Patricio Rivera, afirmó esta
semana que la situación del país mejorará durante el último semestre de
este año por tres factores. Asegura que el nivel de los depósitos y de
los créditos ha mejorado, que se está cumpliendo con el pago a
proveedores estatales y que aumentó el acceso a financiamiento
internacional. (I)

Una década de elevación de precios
La Cámara de Comercio de Quito calcula –basado en datos de la
Superintendencia de Compañías– que 6.532 empresas han entrado en proceso
de cierre de enero a junio de este año. En 2015 fueron 1.528. Esto se
da en un país en el que, según los reportes de este año del Índice de
Precios al Consumidor, los costos subieron un 49% durante la última
década.
Aunque la opinión de los ciudadanos a la hora de hacer compras es de
que aumentaron el doble. Hace diez años, un supermercado promocionaba en
la prensa productos como 2 kg de arroz o una lata de atún de 175 g,
cuyos costos pasaron de $ 1,25 y $ 0,63 a $ 2,67 y $ 1,30,
respectivamente. Por ejemplo, en ese tiempo el valor de una casa de tres
dormitorios al interior de una urbanización costaba unos $ 70.000 y hoy
vale desde $ 150.000.
Roberto Salazar, principal de la firma de análisis económico Hexagon
Group, afirma que la informalidad provoca que los datos macroeconómicos
no reflejen toda la economía. “Es información que debe analizarse de
manera relativa”, asegura.
Este analista dice que la economía atraviesa un proceso de
“sinceramiento”, en el que algunos de los precios hoy altos deben
ajustarse a la demanda real, la que se expandió por factores externos
como los altos precios del petróleo y de las materias primas en un país
de baja productividad: “Los empresarios quieren tratar de mantener los
precios anteriores, pero la gente ya no tiene el mismo poder
adquisitivo”, dice.
Es un escenario que se evidencia en locales del centro comercial
Garzocentro 2000, como el negocio de Leila, quien tiene una mueblería:
“Hemos tenido que bajar obligatoriamente los precios”, asegura.
Pese a las bajas ventas hay quienes incluso suben los precios como un
local de venta de lencería del sector de la Bahía, en el centro de la
ciudad. Allí la dependiente Wendy Viejó, de 37 años, afirma que los
precios aumentaron desde junio pasado cuando la docena de calzones más
económica se vendía en $ 11 y hoy vale $ 13.
Los clientes que llevan para revender en cantones y provincias
compran menos y le han dicho que suben los precios para ganar por
prenda, dice Viejó. Esta comerciante palpó la subida de precios en mayo
cuando compró zapatos para la escuela de sus hijos en $ 25: “El año
pasado valían $ 19”.
Salazar afirma que la informalidad en la que funcionan los negocios
es otro factor que resta la posibilidad de ofrecer precios más
competitivos. “Si (los dueños de los negocios) no tienen un registro de
crédito, no tienen manera de presentar balances, no van a recibir
créditos, Esto incide en no colocar precios más competitivos al no
mejorar la capacidad productiva”.
Un caso es el de Edward Barzola, de 35 años, quien para alimentar a
su esposa y el hijo de ambos de 4 años y mantener el hogar destina $ 80
semanales, incluyendo productos de limpieza y de uso personal. Pero
hasta hace dos años dejaba unos $ 50 de sus ingresos para ese tipo de
gastos. “Gasto más ganando menos (como comerciante ambulante)”, asegura.
Competitividad
Patricio Alarcón, presidente de la Cámara de Comercio de Quito,
afirma que el Gobierno y los entes gremiales deben promover y educar a
los comerciantes pequeños para que puedan emprender y sostener sus
negocios con precios más competitivos. El ser formal en Ecuador también
implica pagar un salario mínimo que subió un 121% en la última década al
pasar de $ 160 a $ 366.
El sector turismo (hoteles y restaurantes) y el comercial están entre
los más afectados por la reducción de las ventas, según las últimas
cuentas trimestrales del Banco Central del Ecuador. El sector comercial
dejó de aportar $ 3.500 millones al Producto Interno Bruto nacional
durante el primer trimestre de este año.
Se ha dado un incremento del salario que no ha estado acompañado con el aumento de la productividad para sostenerlos”.
Pablo Arosemena,
Presidente de la CCG
La Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG) registra entre sus afiliados
un 30% de reducción de las ventas de enero a junio de 2016 con respecto
al mismo periodo de 2015.
El presidente de la CCG, Pablo Arosemena, indica que este
encarecimiento responde también a nuevos impuestos como las
salvaguardias (sobretasas que hoy van del 15% al 40% que se cobran a
productos importados desde marzo de 2015) y el incremento de las tarifas
de energía eléctrica y de los combustibles de uso industrial a partir
de este año.
Los precios altos se evidencian en los almacenes de tecnología y ello
ha dejado consecuencias, dice Itamar Rodríguez, subgerente comercial de
Computron. Las ventas de esta cadena, que maneja 23 locales a nivel
nacional, se redujeron un 50% en la Costa y un 65% en la Sierra de enero
a junio de este año con respecto al mismo periodo de 2015. “En línea de
impresora el aumento es del 45% porque el gravamen está en ese nivel”,
afirma Rodríguez.
Las estanterías comerciales hoy ofrecen promociones que se siguen
centrando en llevar un artículo de determinado valor más otros de menor
costo que los dueños de los locales dicen que dan como regalo. Esto
último es lo que aplica María (nombre protegido), quien vende tecnología
en el sector de la Bahía de Guayaquil.
¿Bajarán los precios?
“Imposible, no podemos desde abril (de 2015)... Tenemos que tener el
mismo margen (dice que gana un 30%), pero desgraciadamente debemos
subirle la salvaguardia. Pasamos a pagar el 45% y ahora bajó al 40% por
una impresora. Viene el cliente y nos dice esa impresora costaba $ 160 y
ahora vale $ 230. Yo le digo sáquele pues el 45% y súmale y allí está
el precio”. En este último caso, el aumento se realiza al costo final
del producto que se ofrece al consumidor.
El sector de restaurantes también evidencia menos comensales. Martín
Ayala, dueño de la cadena de restaurantes Una Vaca en el Tejado en
Guayaquil, afirma que el peor error en estas circunstancias es subir
precios o mantenerlos restando calidad . Para él, la clave está en bajar
precios siendo más eficiente. “Hay que reducir los costos como
conseguir la materia prima, pero ya en negociación directa sacando los
intermediarios...”, asegura.
Walter Spurrier, director de la publicación económica Análisis
Semanal, asegura que el encarecimiento ha provocado también la pérdida
de mercados para productos como el camarón: “Hoy Vietnam nos compra
camarón entero y revende a Estados Unidos la cola tras un mínimo
procesamiento. Hacerlo en Ecuador es muy caro por los costos laborales”.
Los ecuatorianos empezaremos a ver con tranquilidad cómo la situación en el segundo semestre de este año mejora”.
Patricio Rivera,
Ministro de la Política Económica

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